18 jun 2010

He visto "El hombre lobo", de Joe Johnston (2010)


Creía que iba a ver otro pseudoremake, (o lo que quiera ello significar) cuando me he encontrado el Blu-Ray en casa, sobre el segundo "monstruo" más famoso de Hollywood, después del vampiro. Y me he encontrado con una especie de mutante entre "Sleepy Hollow", "Drácula de Bram Stoker" y "El bosque".

Hay sangre, mucha, pero de mentira de la gorda, osea, digitalizada a saco, y eso, en cine de terror no es perdonable y mucho menos lícito. Porque la casquería tiene casi que respirarse, tiene que salpicar de verdad al operario de cámara.
La trama es algo tan de comic barato que no tiene sentido haber contratado a un Anthony Hopkins, en decadencia hace mucho, o a un Benicio Del Toro, que si algo hace, es parecer un hombre lobo incluso antes de la transformación. Las trasnformaciones son chulas, digitales todas ellas, pero ole cómo se le caen los dientes cuando le crece el hocico, o las uñas cuando desgarran los dedos. Se me hace la tripa guacamole solo de pensar en lo que eso debe doler.

Sin embargo, todo esto responde poco o muy poco a una trama que, desde bien al principio, se sospecha cómo acabará. Porque el minipapel que hace Geraldine Chaplin es errático al previsualizar con sus parcas líneas lo que va a ocurrir hacia la mitad-final de la peli.

Me ha llamado la atención la activa presencia del mundo del arte (la novia del hermano del protagonista, Gwen, es dependiente en una tienda de antigüedades). Aparecen retratos decimonónicos en todas las paredes de la casa (casa que me recuerda poderosamente al Palacio Real de Madrid), así como personajes que parecen sacados de la serie de locos o cadáveres de Gericault.

Para pasar un rato entretenido, no está del todo mal. Ahora, el dejar ese final abierto, como si entraran ganas de una segunda parte, pues me parece un tanto desproporcionado. Y si lo hacen, seguramente lo interprete el sheriff de "The Crazies" y algun que otro actor de teleserie yanki.

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