El dilema era o ver "El retrato de Dorian Grey" (hecha con pantallas azules) o una de miedo. Y salió esta. Qué decir! Que últimamente la cartelera está que apesta. No hay nada, absolutamente nada que merezca la pena.
Y la elección no fue la excepción. Ver a una pandilla de actores de segunda paseándose por un pueblo intoxicado con un arma biológica que hace que la gente mate con saña a los demás (medio zombies, medio fumaos como en "El incidente"). La producción se ve y se siente muy ceñida a un presupuesto muy ajustado para ser una americanada. Muy serie B.
Lo peor de toda la peli, aunque suene a broma, era la longitud de los brazos del sheriff y sus andares semichulescos semiamanerado. Nunca un sheriff resultó más irrisorio e inverosímil. Su mujer es como una Rebecca de Mornay en baja forma, un despropósito interpretativo.
Las situaciones son de alucine por cutre y por no tener casi ni pies ni cabeza. Si bien es cierto que al principio todo se comienza a construir con cierto anhelo de verismo, el desarrollo pierde esa cualidad para concluir con una aparatosa culminación efectista de pseudo-apocalípsis.
En cierta manera entretiene, pero en ningun momento el miedo pasa a más allá de una serie de sustos pertrechados con efectos sonoros. Muy japonés esto último, por cierto.
Agradezco su duración porque, en realidad, no da para más. Para esto ya teníamos "Resident Evil" y una Milla Jovovich haciendo volteretas. A ver si estrenan algo digno de llamarse Cine.
No hay comentarios:
Publicar un comentario