No al mal uso ortográfico

Si no lo cuento reviento! Voy a intentar, que sé que cuesta, escribir esta entrada sin faltas de ortografía para ver si alguien me entiende. Resulta que, al entrar en Facebook, uno suele estar preparado para encontrarse de todo. O eso pensaba hasta hoy.

Me había acostumbrado a las, a veces hasta graciosas, faltas de ortografía de ciertos miembros y miembras que escriben sus cositas y aparecen en mi muro, bien comentandome a mí, bien comentando publicaciones de otros. Pues, para horror de Lázaro Carreter, me he venido a topar con la palabra (que bien escrito, supongo, tiene dos):

HABECES

Esto me ha retrotraído a cuando un día en la universidad mi profesora nos confesaba entre casi lágrimas, que en una de las recesiones que nos había mandado redactar, había encontrado la palabra (escrita así): HÁRBOL. Si, esa cosa con ramas y hojas.

Y es que me pregunto yo, es tan difícil intentar escribir con un poco de cuidado? A veces leer tamañas faltas puede herir la sensibilidad de cualquiera. No es lo mismo cometerlas de manera premeditada como para hacer la gracieta que denotar con ello el hueco abismal que media entre el cráneo y la masa encefálica inactiva.

Como dijo Sardá una vez, menos pesas y más páginas. Porque en estos mundos de Dios y en los tiempos que corren, la gente se preocupa más de lucir tableta de chocolate que de saber quién fue Dickens, por ejemplo. Se evita más una librería que una tienda de ortopedia (porque en el gimnasio las lesiones son muy frecuentes). Y estoy convencido que much@s no saben ni cómo se llaman esos músculos que se machacan.

Y resulta que el cerebro es como un músculo, y hay que ejercitarlo, y cómo se ejercita? Pues ni más ni menos que con la escritura/lectura. Me consta que esto es un problema que se irá agravando a medida que pasen los años. Y si no que se lo digan a la Esteban. Ahora sé porque es tan querida esta mujer en nuestro país: es la viva imagen de la sociedad (gran parte de ella) en la que vivimos.