Estado de Miedo

Estamos viviendo unos meses (ya suman año y pico) en los que la palabra predominante, allá donde vayamos, es "crisis".

Cualquiera de sus acepciones, si se me permite, me parece acertada dada la situación en la que históricamente vivimos. Me provocan ganas de vomitar ver las diferencias acuciantes entre los que tienen mucho y los que apenas les queda ya algo. Mientras unos hacen malavares con átomos de esperanzas, otros continúan con su consumismo más iconoclasta e inmoral.

Tuve la oportunidad de ver, el otro día, la película del intrépido Michael Moore, "Capitalismo: una historia de amor" (2009). Todo cobra una lógica aplastante. Aunque el relato se centra en la situación norteamericana, es normal que aquella situación sea la batida de alas de mariposa que ocasiona el derrumbe consecuente en la sociedad europea.

Sumémosle la pendenciera actitud de los actuales "nuevos pobres" que no hace mucho tiempo se llenaban los bolsillos con enormes pompas de jabón dorado. Merecen está aclimatación. Las hipotecas se impagan, por lo absurdas e imposibles que siempre se supo eran. Aquellos que hacían la cuenta de la lechera han visto cómo todos y cada uno de sus cántaros han caido al vacío y se han quedado a verlas venir.

Hace dos noches, un buen señor, muy educadamente, me comentaba su descrédito cuando le ofrecí la tarifa para dormir una noche en nuestro hotel. Me pidió que le transmitiera a nuestro presidente que si estábamos sumidos en una profunda crisis, nos la merecíamos, por intentar seguir abusando de los clientes.

Me quedé con las ganas de contestarle muchos argumentos, por honor y dedicación a mi deber profesional. Pero con gusto le hubiera dicho que, unas víctimas son los clientes de los servicios. Otros aquellos que no tienen ni siquiera un empleo. Pero sin duda alguna, la gran carga, en cuanto a esfuerzo se refiere, somos los que aún conservamos nuestro puesto de trabajo.

Es mal momento para volverse intrépido. Vivimos en constante estado de miedo. Y mientras esto ocurre la sociedad estará alerta a lo que pase, porque nos tememos lo peor de lo peor. La reforma laboral de Zapatero no hace otra cosa que provocar tiritonas. Los trabajadores estamos haciendo el trabajo de 3 personas, damos el peor servicio que hemos dado jamás. En mi caso, mis horarios son aptos para terminar, antes de los 35, con un estado crónico de ansiedad e insomnio. Solo esta semana he estado de horario de noche y de mañana con un solo dia de descanso entre medias. Y veo que hasta el día en que me den las "vacaciones" (solo 15 dias, no vaya a ser que me guste) la situación no cambiará ni un ápice.

Sinceramente, me da igual todo. La crisis es tan gorda a estas alturas que hasta nos hemos llegado a acostumbrar. Y no digo la crisis financiera, me refiero a la anímica. Todo es más cuesta arriba, cada vez es más dificil hacer planes a corto o medio plazo por miedo al qué pasará. Nos encontramos suimidos en un permanente Estado de Terror, con amenzas constantes por parte de nuestros superiores y nuestros gobernantes. Mientras el Mundo va tomando posiciones sin dar cuentas al pueblo, el pueblo empieza a sentirse hasta los testículos/ovarios.

Porque por motivos más leves estalló la Revolución Francesa, sé que esto algún día cambiará. Se pegará un grito unísono que va a dejar a más de uno sordo y patitieso. Y ese día no va a tardar en llegar, o eso espero.

Continuará...