Hace unos años, en mi primera visita a Bilbao en una de esas excursiones universitarias, tuve la "visión" de encontrarme ante algo grande, la Maternidad monumental que permanece impasible ante la visita de miles de personas.
Su creadora, su madre, la parisina Louise Bourgeois nos dejó para siempre el último día de Mayo. Pero en estos casos, hay que valorar una vida llena de triunfos artísticos y altibajos biográficos. La aceptación de traumas del pasado le sirvieron, a modo de expiación personal, para crear sus obras donde rechazaba la figura paterna (quien engañara a su madre moribunda con la institutriz ante ella como testigo mudo) y ensalzaba el valor potencial de la figura materna.
Este antagonismo es la exageración de un mundo donde priman los matriarcados en su vertiente más feminista. Algo que poco a poco va cambiando, pero no hace tanto el padre trabajaba y la madre criaba.
Este es el valor de la obra de Bourgeois, amén de un respeto por las técnicas artísticas tradicionales. No es común la figura de la mujer-escultora, esa profesión tan masculina, pero, quizá por el carácter violento de su proceso, haya sido el mejor lenguaje que ayudaba a tejer su discurso catártico. Lo que cuesta y duele satisface más.
El valor y la actitud agresiva de la mujer, eliminando su poder pasivo, encontró siempre un eco dentro de su obra. No se la puede considerar una mujer feminista, pero sí una mujer luchadora contra esa tensión de los géneros (Femme couteau, 2002):
El mundo de la Historia del Arte dice adiós a una de las artistas más coherentes que haya podido dar el siglo XX, dada a conocerse cuando ya era una mujer más que madura. Ahora nos toca re-descubrirla. Por el momento, en sendas exposiciones en Sevilla y Málaga, y lo que el tiempo y la responsabilidad histórica le quieran organizar.
Aqui un artículo de Guillermo Solana: http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/5652/Destruccion_del_padre
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